A todos nos gusta recibir cumplidos, incluso podríamos
decir que nos agrada darlos debido a la respuesta satisfactoria que recibimos al
realizar esta acción.
Además cuando los damos tenemos la impresión de
que caer mejor al receptor, de la misma manera que percibimos esto al realizar
un favor.
Pero ¿conectamos realmente con una persona a
través de los halagos?
Para comprobarlo hemos dado durante una semana
tres cumplidos más de los que solemos ofrecer. Pero no cualquier cumplido, para
que este suene auténtico debía tener tres requisitos:
- Buscar algo de la otra persona que nos guste
- Decir porque nos ha gustado
- Hacerle alguna pregunta al respecto
A través de este experimento descubrimos que no
a todos gusta recibir palabras agradables. Por ello, muchos han respondido a estas
con un tono humilde y modestia.
Con esto, deducimos que la mayoría de las
personas aunque acepten el cumplido lo hacen menor para ser percibidas como
alguien sencillo y no soberbio y de esta forma caer bien.
Además de intentar reducir el halago, muchos
respondieron a esto desviando la atención del mismo devolviéndole el mismo a la
persona que se lo hizo.
De esta forma tienden a menospreciarse para así
encajar en la sociedad, es por eso que muy poca gente durante esta semana
respondió con un simple “gracias”.
En conclusión: un cumplido sincero puede
producir gran placer tanto al emisor como al receptor del mismo, por lo que es
un lástima que a la mayoría de las personas les cueste hacer o recibir algo tan
sencillo.
Además, queda demostrado que aunque cuesta
aceptarlo siempre produce satisfacción y nos ayuda a conectar mejor con una
persona.
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